Es frecuente encontrar a personas que, cuando le decimos que estamos estudiando Egipto desde un punto de vista académico, formal, nos contesten que son unos apasionados del tema. Y es frecuente también, que salga a relucir, antes o después, temas que tienen más de mito o de mentira. Un ejemplo muy claro son las maldiciones de las tumbas, la forma en que se han construido las mastabas y la aparición gráfica de algo que parece una bombilla.
Si miramos hacia atrás en el tiempo, se puede decir que desde el siglo XIX, se empezó a centrar la atención en Egipto, ese país africano que siempre nos ha atraído. Los grandes historiadores, las grandes novelas de viaje y los descubrimientos sorprendentes asentaron la denominada egiptomanía. Aunque para ser justos, los primeros que miraron a Egipto y lo difundieron por el mundo fueron los romanos, con la creación de obeliscos que adaptaron a ellos mismos y colocaron a modo de decoración en sus ciudades.
Todo el mundo quería ir a este país. Añadir a sus colecciones privadas objetos de los faraones (muchas de ellas vendidas en el mercado negro), llevar a su país momias y decoraciones (las expoliaciones que se hicieron), leer sobre faraones, y, en definitiva, comenzaron a centrar la mirada en Egipto.
La gran parte de los mitos se produjeron por un desconocimiento ante el verdadero significado de los jeroglíficos. Recordemos que gracias a la Piedra Rosetta, se puedo descifrar esos dibujos. Y una cosa llevó a la otra. Que en cierta parte, el mito, la leyenda, está bien, es entretenida pero puede desvirtualizar el propósito final del estudio serio y científico de esta civilización.
Por suerte, poco a poco el rigor va ganando terreno a supuestos "científicos" que manipulan la información a su antojo para sustentar teorías descabelladas como que las Pirámides de Giza son cosa de los extraterrestres o que las construyeron esclavos.
En España, por desgracia, no hay carrera de Egiptología como tal (algún día os hablaré de la situación de España en este campo, que puedo adelantar, está en pañales) y los que queremos acercarnos a esta hermosa civilización sin pecar de místicos, debemos hacerlo por otras ciencias hermanas como la Historia o la Arqueología, incluso el Arte.

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