Qué mejor forma de estrenar contenido que hablando del mundo funerario en unos días donde todas las culturas, a su forma, rinden cultos a los que ya no están con nosotros.
Desde aquí, quiero hablaros del Más Allá desde el punto de vista de los antiguos egipcios. Y es que, quien más y quien menos, ha visto u oído algo acerca de los ritos llevados a cabo. Se ha dicho siempre, que Egipto era un pueblo obsesionado con la muerte. Y no es del todo cierto. Los egipcios estaban obsesionados con la vida, por eso, buscaban que los que partieron hacia otros mundos, tuvieran las mismas comodidades que en la Tierra.
Los egipcios veían la muerte como una interrupción temporal. Un paso hacia la vida eterna. Ellos creían, que era imprescindible preservar el cuerpo físico como soporte receptor para la Otra Vida. El Ba, tiene la capacidad de reconocer el rostro del fallecido y vuelve a él. Y como el alma (el Ba) vuelve al cuerpo, se necesitan de ciertos objetos que usarán en este estado. De ahí que la mayoría de las tumbas contaran con objetos personales del difunto, además de comida y otros productos.
Es importante diferenciar términos que nos son algo ajenos y quizás algo abstractos y complejos de entender. El Ba, como ya he comentado, se puede entender como el alma del fallecido. Esta alma es diferente al espíritu, que ellos denominaban Akh. Y para complicar algo más estos conceptos, hay una tercera definición, el Ka, la fuerza vital. Ya en un terreno más físico, ellos nombraban al soporte físico, es decir al cuerpo, como Khet. El nombre como Ren y la sombra de éste como Shuyet.
Volviendo a las tumbas o formas de enterramiento, comentar que no siempre fueron como las imaginamos. Túneles y salas repletas de decoraciones en paredes, sarcófagos y objetos de oro. Estas tumbas que se encuentran en el imaginario colectivo, pertenecían a faraones y personas de una clase acomodada, como sacerdotes, escribas o personas de la corte. La gente de "a pie", el pueblo llano, no se podía permitir estas construcciones, por lo que los enterramientos eran mucho más sencillos. Además, en las primeras épocas de lo que se denomina Antiguo Egipto, los enterramientos eran completamente diferentes.
Lo común, era excavar un hueco en el suelo, lo suficientemente grande para que el cuerpo del fallecido entrara, en posición fetal, y se le acompañara, o no, de algún objeto personal. Un dato importante, es que la arena del desierto, por ser cálida y por sus componentes, sirven como un desecante natural, por lo que nos ha permitido encontrarnos con cuerpos en perfecto estado de conservación.
Quiero hacer un paréntesis, para diferenciar entre momificar y embalsamar. Aunque pueda parecer algo igual o parecido, pues el fin es conservar un cuerpo sin vida, es en la ejecución donde se hayan las diferencias. Cuando se embalsama, se usan productos químicos y artificiales. Cuando se momificaba, se realizaban con métodos más naturales, como sales que se introducían por un costado en la futura momia. Porque el proceso de crear una momia era complejo, de varios días. Desde que un faraón, por poner un ejemplo, fallecía, se limpiaba el cuerpo y unos expertos, abrían un gran hueco en el costado para sacar los órganos, que eran depositados en vasos canopes, que se colocaban al lado del sarcófago. Solo se dejaba dentro del cuerpo el corazón, órganos importante. Se preparaban paños con natrón, una especie de sal, que deshidrataba la piel, dando el aspecto que todos tenemos en mente de las momias. Por último, cuando el cuerpo estaba preparado, se envolvía con vendas por todo el cuerpo. Entre los vendajes, era frecuente colocar amuletos y talismanes como el escarabeo, el famoso escarabajo azul e impregnar los paños con aceites.
Aunque generalmente se realizaba este complejo proceso en cuerpos humanos, es frecuente encontrar momias de animales como cocodrilos, gatos u otras razas.
Sin duda, lo que nos apasiona, son las tumbas reales, como las del Valle de los Reyes. Paredes decoradas con iconografías (de la vida cotidiana, de las grandezas del fallecido...) textos en jeroglíficos, generalmente pertenecientes al Libro de los Muertos. Por cierto, al igual que en el Cristianismo o en otras religiones actuales. En el Antiguo Egipto, existían una serie de creencias relacionadas con la Muerte y el viaje que realizaban los muertos, antes de encontrar, o no, descanso eterno.
La leyenda cuenta que los dioses egipcios, tienen el poder de juzgar al fallecido que se presenta ante ellos. Este juicio, era una de las partes más importantes de las creencias religiosas. Para ellos había todo un ritual con pasos a seguir. Lo primero, el fallecido debía dirigirse a más de cuarenta jueces y nombrarlos correctamente. Además afirmaban que eran libres de pecado. Acto seguido, en una balanza se colocaba el corazón del difunto y en el otro extremo, una pluma. Si la balanza era equilibrada, Tot, el dios de la sabiduría, registraba el resultado y se lo presentaba a Osiris, dios de la agricultura, quien lo admitía en el Sekhet-Aaru. Si, por el contrario, el corazón pesaba más que la pluma, el difunto era deborado por Ammit, la diosa de los muertos.
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| Fragmento del Libro de los Muertos |



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